¡Qué hondamente estás tú (Bartolomé Lloréns)


¡Qué hondamente estás tú,
qué hondamente, viviendo
en esa interna vida 
siempre pasión, del sueño! 


Llama, fuego divino, 
corazón, llama, fuego... 
¡oh secreta mirada 
de corazón secreto! 

Alto en mi noche quemas, 
brillas, luces; sereno 
fuego que me consumes 
y me iluminas: ¡fuego! 

Ah tus ojos, tus ojos, 
oh cima del misterio; 
llamas, luces, estrellas; 
¡oh: fuego, fuego, fuego! 

3 de febrero de 1945


L' ESTACA, 1968 (Lluís Llach, 1948)


L'avi Siset em parlava  
de bon matí al portal,  
mentre el sol esperàvem 
i els carros vèiem passar. 

Siset, que no veus l'estaca 
a on estem tots lligats? 
Si no podem desfer-nos-en 
mai no podrem caminar! 

Si estirem tots ella caurà 
i molt de temps no pot durar, 
segur que tomba, tomba, tomba, 
ben corcada deu ser ja. 

Si jo l'estiro fort per aquí 
i tu l'estires fort per allà, 
segur que tomba, tomba, tomba 
i ens podrem alliberar. 

Però Siset, fa molt temps ja 
les mans se'm van escorxant 
i quan la força se me'n va 
ella es més forta i més gran. 

Ben cert sé que està podrida 
i és que, Siset, pesa tant 
que a cops la força m'oblida, 
torna'm a dir el teu cant.

Si estirem tots ella caurà 
i molt de temps no pot durar, 
segur que tomba, tomba, tomba, 
ben corcada deu ser ja. 

Si jo l'estiro fort per aquí 
i tu l'estires fort per allà, 
segur que tomba, tomba, tomba 
i ens podrem alliberar. 

L'avi Siset ja no diu res, 
mal vent que se'l va emportar, 
ell qui sap cap a quin indret 
i jo a sota el portal. 

I, mentre passen els nous vailets, 
estiro el coll per cantar 
el darrer cant d'en Siset, 
el darrer que em va ensenyar. 

Si estirem tots ella caurà 
i molt de temps no pot durar, 
segur que tomba, tomba, tomba, 
ben corcada deu ser ja. 

Si jo l'estiro fort per aquí 
i tu l'estires fort per allà, 
segur que tomba, tomba, tomba 
i ens podrem alliberar.
.





NO VOLVERÉ A SER JOVEN (Poemas póstumos, 1968), Jaime Gil de Biedma (1929-1990)



Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.




Jaime Gil de Biedma nació en una familia de la alta burguesía de Barcelona. Su poesía, de tono elegíaco, enlaza con la de Vallejo, Antonio Machado y con el delicado erotismo de Cernuda. Aunque su obra no es muy extensa, es una de las que más influencia ha ejercido en las generaciones recientes. Su sensibilidad exquisita se plasma en poemas como el que precede a estas líneas. 

LEÓN DE NOCHE, Blas de Otero (Bilbao, 1916 - Madrid, 1979)

En voz alta.  

Vuelve la cara, Ludwig van Beethoven
dime qué ven, qué viento entre en tus ojos,
Ludwig; qué sombras van o vienen, van
Beethoven; qué viento vano, incógnito,
barre la nada... Dime
qué escuchas, qué chascado mar
roe la ruina de tu oído sordo;
vuelve, vuelve la cara, Ludwig, gira
la máscara de polvo, dime qué luces
ungen tu sueño de cenizas húmedas;
vuelve la cara, capitán del fondo
de la muerte: tú, Ludwig van Beethoven,
león de la noche, capitel sonoro!




Blas de Otero es uno de los más grandes poetas que nos ha dado el siglo XX. Desde una postura que parte del existencialismo se plantea (y se planta ante) el sufrimiento humano, un misterio en el que indaga a través de sus versos, y lo hace también aprovechando con gran acierto recusos de tipo fonético, rítmico, musical.

De su poesía se suelen distinguir tres etapas, las dos primeras -religiosa y existencial- con un marcado carácter más íntimo y la tercera -social- con una vertiente más política e influenciada por el acontecer de su tiempo.

Ha sido distinguido con premios como el Premio Boscán (1950), el Premio de la Crítica (1958), el Premio Fastenrath (1961) o el Premio Casa de las Américas (1964).

ARTE POÉTICA (1916), Vicente Huidobro (1893-1948)



Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.


Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.


Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.



Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.


Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema ;


Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.


El Poeta es un pequeño Dios.



A CRISTO CRUCIFICADO, Anónimo (siglo XV)



No me mueve, mi Dios, para quererte, 
el cielo que me tienes prometido, 
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

¡Tú me mueves, Señor!, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo yo te amara,
y aunque no hubiese infierno te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
porque, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.






Este soneto del siglo XVI es, sin duda alguna, una de las joyas de la literatura universal, de la española y de toda la corriente mística, que -si cabe- es mucho más que literatura. No se conoce el autor del poema por lo que permanece en el anonimato, aunque numerosos indicios apuntan a que su autor fuera san Juan de Ávila. 




ALMA ENAMORADA (Destellos en la penumbra de la vida, 2001), Inma Ortuño

 
  Alma enamorada
de un amor lejano,
gritan las entrañas:
¡tenerlo cercano!

  ¡Grita el firmamento!
Gritan las estrellas.
Gritan los latidos
de sangre en guerra:
¡tenerlo cercano!

  Alma enamorada
de un amor lejano.
Aunque griten las entrañas,
aunque grite el firmamento,
aunque griten las estrellas,
aunque griten los latidos,
el amor, habla susurrando.
Afina tu oído,
cantares de amor van llegando,
y un cantar va diciendo,
tu nombre enamorado.

  Alma enamorada
de un amor lejano,
que eterno se hace el tiempo,
esperando encontrarlo,
y que cerca lo siento,
porque este amor me ha embriagado.

  Alma enamorada
de un amor lejano
alégrate, porque al fin,
a tu amor has encontrado.



Inmaculada Ortuño Martínez es. Y con eso hemos dicho prácticamente todo. Es periodista, licenciada en Filosofía y Letras. Tiene más de un premio de poesía y más de una publicación. Pero, sobre todo, es poeta (o poetisa, lo que ella prefiera) y como muestras en los versos que hemos presentado es sensible, tiene el alma que describe "afina tu oído, cantares de amor van llegando". Como bien muestra en el último poema del libro que por una gracia (¿Gracia?) que desconozco ha llegado a mis manos... Dicen así los últimos versos de ese poema (Juntos): "Juntos hicimos el camino, / juntos dejamos huella, / juntos cantamos y reímos, / juntos... lloramos y sufrimos." 


AMOR A PRIMERA VISTA (1993), Wislawa Szymborska (1923-2012)

  
Ambos están convencidos
de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.

Imaginan que como antes no se conocían
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?

Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
-quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún "lo siento"
o el sonido de "se ha equivocado" en el teléfono-,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.

Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,

una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,

que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.

Hubo signos, señales,
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado
una hoja de un hombro a otro
hace tres años
o incluso el último martes?

Hubo algo perdido y encontrado.
Quién sabe si alguna pelota
en los matorrales de la infancia.

Hubo picaportes y timbres
en los que un tacto
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.
Quizá una cierta noche el mismo sueño
desaparecido inmediatamente después de despertar.
Todo principio
no es mas que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.

De "Fin y principio" 1993     
Versión de Abel A. Murcia







Wislawa Szymborska, nació en Kornik (Polonia) en 1923. Ha vivido en Cracovia desde 1931, y falleció anoche, 1 de febrero de 2012. Estudió literatura polaca y sociología. Con sus primeras publicaciones ya se situó a la cabeza de los escritores europeos de la época. Además de poetisa (o poeta) es ensayista. Ha recibido numerosos premios de ámbito nacional, primero, y europeo, después. El más destacado, sin duda, es el Premio Nobel de Literatura, que recibió en  1996. 

Además de su poesía es destacable una prosa llena de humor, sutilidad y agudeza. Ha sido muy difundida, su obra, en castellano y catalán. 

VAS Y ENTRAS SIN LLAMAR (El corazón de Dios, 2011), Carlos Pujol (1936-2012)

 
Vas y entras sin llamar,
lo que se dice ser inoportuno.
No sé cuántas historias interrumpes
aún a medio escribir,
rutinas intocables
que se han hecho sagradas.
Ya que insistes dispongo
de un rato para ti. Se hace difícil
esconder tanta luz,
y uno se asombra de llegar a viejo
obtuso y distraído.
Quédate un poco más, que ya oscurece.



Hace apenas una semana que falleció Carlos Pujol (1936-2012), hacía apenas un mes que llegó a mis manos su última publicación, El corazón de Dios (2011), un poemario que quedará como testamento y alimentará, seguro, a jóvenes escritores y poetas. Carlos nos ofrece una nueva dimensión de la poesía, en la que todo es un constante diálogo con Dios, quien atraviesa todas las circunstancias, todos los sucesos, todos los encuentros, todo, todo, todo. 

Carlos Pujol fue Doctor en Letras, profesor universitario y crítico literario; además de traductor incansable, escritor y poeta. Las traducciones de poesía son "versiones que él reconoce como poesía propia", y no puede ser de otro modo, pues traducir un poema implica, en cierto modo, identificarse con la intencionalidad del autor, lo que lleva a ser coautor. 

Último brindis, Nicanor Parra




Lo queramos o no 
sólo tenemos tres alternativas:
el ayer, el presente y el mañana.

Y ni siquiera tres
porque como dice el filósofo
el ayer es ayer
nos pertenece sólo en el recuerdo:
a la rosa que ya se deshojó
no se le puede sacar otro pétalo.

Las cartas por jugar
son solamente dos:
el presente y el día de mañana.

Y ni siquiera dos
porque es un hecho bien establecido
que el presente no existe
sino en la medida en que se hace pasado
y ya pasó...
como la juventud.

En resumidas cuentas
sólo nos va quedando el mañana:
yo levanto mi copa
por ese día que no llega nunca
pero que es lo único
de lo que realmente disponemos.



Nicanor Parra, nacido en Chile el año 1914, con su poesía provoca un nuevo giro en la poesía de habla hispana y, en especial, en la latinoamericana. Con su antipoesía instaura definitivamente en la lírica el lenguaje conversacional, el nihilismo, la ironía ingeniosa, la crítica corrosiva, la desacralización del yo poético, el uso de los grafitos y la expresión audiovisual. En su poema Manifiesto se puede observar cuál es su visión del poeta y la poesía. 

De este escritor, del que Borges afirmaba que con tal nombre no se podía ser poeta, podemos afirmar que es un revolucionario de la poesía. Tanto por la creación o movilización de la antipoesía y su novedad, como por el uso subversivo del lenguaje como medio revolucionario.