Todo el silencio del mundo
se concentra en el establo.
Callan los que están dentro,
calla el que llega cantando,
callan suspiros y risas.
El Niño mira callado
con sus ojos de luz tierna
a quien viene a contemplarlo.
Un aire nuevo, cernido,
agita suave los mantos
de María y de José.
Estamos en ningún lado,
en el alba de la tierra.
Amanecer rosa y blanco
del principio de la Vida.
Todo calla en el establo.
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