Te dio muerte en soledad la guerra (2010), Tomás Edo Torres (2010)

Te dio muerte
en soledad la guerra
y con blanca mano, pastor de Orihuela,
nació entre páramos
tu  amor por la vida,
en el alma del pueblo
que quería crecer sin cadenas.

Miguel Hernández,
poeta de mis noches tristes,
elegía, que vence la soga,
en la cárcel donde una flor brotaba,
fuiste sencillez en los versos,
aprendiz del mundo
doliente tras tu mortaja

Joven tímido
que con cebolla amamantaba al pequeño,
ruiseñores cantan en los senderos,
donde los pastores sueñan
hace cien años con la dignidad
si en la República creyeron.

Las cosas tal vez no hayan cambiado tanto,
ahí están tus poemas como el sol de Mayo,
para recordarme quienes eran los asesino,
para recordar que el corazón se siente,
desnudo en la luz de lo amado.

Miguel Hernández,
que haces de fuego y sombras,
el momento que un niño aprende un verso tuyo,
el  abuelo llora con la canción de tu obra,
sentimiento! sí, sentimiento a bolandas,
no es mayor escritor
sino aquel que sueña tocar el cielo de levante
con las  manos alzadas

Las cosas puede que hayan cambiado,
pero eres lucha, eres arte, eres memoria,
creemos en tí, y darás en los siglos
testimonio de aquellos que murieron
por un ideal entre sombras.

Miguel Hernández,
sensibilidad de místico en habitos de pastor,
en el parnaso estarás viendo tu España,
dos españas, llenas de rencillas
cuando tú querías escribir a la igualdad,
desde el sentido del corazón. 






Tomás Edo Torres es un joven poeta valenciano, estudiante de Filología y, por supuesto, un gran y buen amigo. Ha publicado en 2011 su segundo poemario, "Las Manos de Silvia", cuyas páginas vienen introducidas por una cita de Martin Luther King que expresa con acierto quién es Tomás: "Si supiera que el mundo acaba mañana; yo hoy, todavía plantaría un árbol".  

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