Vas y entras sin llamar,
lo que se dice ser inoportuno.
No sé cuántas historias interrumpes
aún a medio escribir,
rutinas intocables
que se han hecho sagradas.
Ya que insistes dispongo
de un rato para ti. Se hace difícil
esconder tanta luz,
y uno se asombra de llegar a viejo
obtuso y distraído.
Quédate un poco más, que ya oscurece.
Hace apenas una semana que falleció Carlos Pujol (1936-2012), hacía apenas un mes que llegó a mis manos su última publicación, El corazón de Dios (2011), un poemario que quedará como testamento y alimentará, seguro, a jóvenes escritores y poetas. Carlos nos ofrece una nueva dimensión de la poesía, en la que todo es un constante diálogo con Dios, quien atraviesa todas las circunstancias, todos los sucesos, todos los encuentros, todo, todo, todo.
Carlos Pujol fue Doctor en Letras, profesor universitario y crítico literario; además de traductor incansable, escritor y poeta. Las traducciones de poesía son "versiones que él reconoce como poesía propia", y no puede ser de otro modo, pues traducir un poema implica, en cierto modo, identificarse con la intencionalidad del autor, lo que lleva a ser coautor.